Instrucción que han de observar todos los comandantes, generales, governadores, corregidores y justicias de estos reynos, para el más puntual cumplimiento del recogimiento de los Gitanos...

Sin encuadernar.

Este importante documento, redactado bajo órdenes del marqués de la Ensenada marca el fin de las políticas abiertamente genocidas de la 'Gran Redada' organizada por este ministro y llevado a cabo a partir del día 31 de julio de 1749. Aunque no se reconoce el fracaso de la Redada, ni reconoce en absoluto su terrible y genocida crueldad, (se culpa más bien a los que fueron obligados a llevarlo a cabo), esta instrucción redime a los gitanos que "tenían contrahidos legítimos matrimonios, que educan a sus hijos con honesto porte, y buenas costumbres, y que se mantenían de su trabajo en labores de campo, y oficios mecánicos..." y ordena que sus bienes confiscados fueran restituidos, aunque siguen sujetos a numerosos normas que limitan su lugar de residencia, la ropa que pueden llevar, etc. Si salen de su lugar de residencia "incurren irremissiblemente en la pena de muerte, y sea lícito hacer sobre ellos armas y quitarles la vida..."
A los demás gitanos cuyo estilo de vida no merecía la aprobación real les ordena que "se apliquen a trabajar a las obras públicas, o reales... y al que se huyere, sin más justificación se le ahorque irremissiblemente." Esta remisión parcial de las leyes más duras anti-gitanas se debe principalmente al fracaso de la Redada, y al apoyo que recibían los gitanos en muchas partes del país, pero, sin embargo el lenguaje empleado a lo largo del documento refleja bien la fuerte animadversión del marqués y del gobierno contra los "que se llaman Gitanos, pues con la insolencia de sus perversas inclinaciones..." etc. etc. Raro e importante.